El mercado turístico parece ser una de las pocas actividades económicas que no está en fase de estancamiento o en crisis. España oscila entre el tercer y el cuarto puesto global en importancia turística, registró el año pasado varios récord: en número de visitantes y en dinero gastado por esos visitantes.
El éxito de un país en este campo depende de tres factores básicos. El primero tiene que ver con las condiciones climáticas, el segundo apela a la seguridad, cuyo mayor enemigo es el terrorismo y en menor escala, la delincuencia y la masificación.
Aprovechar el turismo como fuente de ingresos no consiste en dejar que entren los viajeros, cuantos más mejor. Una política turística implica disponer de suficientes alojamientos hoteleros, buena red de transportes, servicios comunitarios aceptables e incentivos para atender no sólo al visitante de sol y playa, sino también al que prefiere el ocio cultural, deportivo o gastronómico.
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